Peluqueada, pero viva: la reforma laboral lucha contra el tiempo

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La Silla Vacia

Por Jerson Ortiz

En dos días de sesiones, la plenaria de la Cámara de Representantes ya aprobó 26 artículos de la reforma laboral. El plan del gobierno y sus aliados es tramitar los 54 artículos que faltan a mediados de octubre para llegar al Senado en noviembre. El plan de la oposición es dilatar el debate para que el paso sea más lento y dejar el proyecto al borde del archivo.

Como la reforma lleva dos periodos dando vueltas en el Congreso, debe ser aprobada antes de junio de 2025 para no hundirse por tiempos.

El avance es producto del consenso que abrió la ministra del Trabajo, Gloria Ramírez, al ceder en el articulado ante las preocupaciones de bancadas bisagras como la Liberal, La U y la del Conservador. Porque en esos partidos también hay interés de hacer ajustes al código laboral del trabajo. La fórmula de la concertación la conoce Ramírez porque por esa vía destrabó el trámite de la reforma pensional en el Senado hasta convertirla en ley.

Pero al mismo tiempo, la laboral también corre el riesgo de ahogarse en el camino, como pasó con la de salud. Los tiempos para debatirla en el Senado van a ser estrechos porque el otro año es preelectoral y no es claro que el gobierno tenga los votos en la Comisión Séptima, que fue la que le dio la sepultura a la de salud. En Cámara, la oposición está dejando constancia de posibles vicios de trámite para crear un ambiente adverso en el Senado y tratar de tumbarla en la Corte Constitucional en caso de ser aprobada.

En el gobierno creen que cada día trae su afán y por eso ni en la oposición descartan que Ramírez saque adelante su segunda reforma. “Con nadadito de perro, la ministra comunista va chapaleando su otra reforma”, lo resume un representante de Cambio Radical que se opone al proyecto.

Ceder y consensuar: la fórmula de la pensional

La sesión de este martes arrancó tarde, pero fluida para los intereses del gobierno. Cinco artículos que regulan la vinculación laboral de las plataformas de repartidores digitales como Rappi fueron aprobados con 80 votos a favor y 22 en contra. Un buen quorum.

Ese paquete fue consensuado entre la ministra Ramírez y el gremio de las aplicaciones digitales que representa un conocido de la Cámara, el exrepresentante José Daniel López. El exCambio Radical, ahora es el director ejecutivo de Alianza In, el gremio de las plataformas.

López consiguió que la regulación fuera flexible para dejar a discreción de las plataformas la vinculación laboral de los repartidores. Y, en contra de lo que quería el Pacto Histórico, la ministra Ramírez cedió.

“Ya solo me falta un artículo”, dijo López al ver los 80 votos. “Somos el único gremio que lleva acuerdos con la ministra”, añade.

El trámite se frenó después. Un artículo, el 43, obligó al gobierno a redoblar esfuerzos. Es el que toca los contratos de trabajadores del arte y la cultura. El representante liberal Jose Octavio Cardona, famoso en las plenarias porque ser el que más proposiciones presenta y, en general, pide que se voten así no se las avalen alargando las plenarias, dice que aprobarlo puede generar más perjuicios que beneficios.

Su tesis es que, por ejemplo, no se podrían contratar cantantes o espectáculos musicales porque entonces se tendría que hacer un contrato con cada músico integrante de una orquesta o con cada uno de los artistas de una obra de teatro.

A la ministra Ramírez no le queda de otra que bajar de la mesa directiva hasta la curul de Cardona para intentar persuadirlo. La charla dura tres minutos y una asesora del Ministerio refuerza la discusión. “Si ve, me dieron la razón”, dice Cardona cuando Ramírez se va.

La razón queda consignada en una proposición de modificación del artículo que se sometió a votación minutos después. En el gobierno saben que con Cardona toca así y, por eso, a los 20 minutos el que llegó a la curul fue el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo. De nuevo, Cardona canta victoria porque le dan el Ok a otra proposición.

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