Un artículo científico y varios ejemplares del nuevo anfibio depositados en la Colección de Vertebrados del Museo de Historia Natural de la Universidad de Caldas, son el resultado del trabajo en campo y laboratorio de un equipo de investigadores del programa de Biología, apoyado por el Fondo para la conservación de especies Mohamed bin Zayed, que busca potenciar los esfuerzos de conservación de especies a nivel mundial.
Para el estudiante de pregrado, Jose Jaime Henao Osorio; los docentes, Paula Andrea Ossa López, Héctor E. Ramírez-Chaves y Freddy Rivera Páez, el estudiante del Doctorado en Ciencias, Julián Andrés Rojas Morales, y los egresados, Luis Santiago Caicedo Martínez y Héctor Fabio Arias Monsalve, este hallazgo fue una gran emoción, no sólo por el reto académico y profesional que ello suponía, sino por haber encontrado una especie nueva para el país que habita los suelos del Parque Nacional Natural Los Nevados.
El propósito inicial del equipo es documentar la diversidad de anfibios presentes en los Andes colombianos que están bastante amenazados. Al encontrarse con este sapito en un país tan megadiverso como Colombia, el proceso de investigación que venían realizando le abrió paso a otros estudios que permitieron darle nombre a esta nueva especie.
Luego del hallazgo de la Rhinella kumanday, que pertenece al grupo de especies Rinella festae, un conjunto de más de 20 especies distribuidas en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, asociadas a las tierras altas de los Andes, se espera seguir documentando la diversidad de especies que habitan en esta zona concentrándose en los Andes colombianos, con el fin de promover planes de conservación y manejo que mantengan estables sus poblaciones a lo largo del tiempo.
“El ecosistema de este sapito está amenazado, pues debido a los cambios en el uso del suelo, se ha perdido mucho bosque primario. Entre otras causas, los usos de explotación agrícola y ganadera afectan los ecosistemas naturales. Esta situación pone en riesgo animales tan sensibles como los anfibios y, en este caso, especies con distribuciones tan restringidas como la Rhinella kumanday. Lo que nos preocupa es que si sigue perdiendo hábitat, esta especie endémica podrá extinguirse”, afirma Luis Santiago Caicedo Martínez, egresado del programa de Biología.
Aún falta mucho para consolidar la hoja de vida de la Rhinella kumanday, como sus interacciones ecológicas, su modo de reproducción, la cantidad de huevos que pone y si tienen fase larval. Pero mientras se resuelven estas y otras inquietudes, queda claro que se ha descubierto una nueva especie de anfibio en Caldas y que así como cuidamos y amamos nuestro Parque Nacional Natural Los Nevados, debemos hacer y sentir lo mismo por las especies que lo habitan. Esa es la única manera de preservar la vida en el territorio.
¿Cómo saber si una especie es nueva para la Ciencia?
Se debe hacer un estudio integrativo con diferentes fuentes de evidencia:
Primero se realizan los estudios morfológicos, relacionados con las formas y estructuras de los seres vivos. En esta fuente de evidencia clásica se describen las características físicas, y en ocasiones funcionales, de una especie. Por ejemplo, el estudio osteológico puede confirmar, a partir del número de vértebras y las osificaciones en la cabeza, que se trata de una especie nueva.
Luego se da paso a los estudios genéticos, donde se hace la extracción del ADN para compararlo con genes secuenciados de otras especies. En el caso de la Rhinella kumanday se encontró una diferencia aproximada del 5 % en los genes evaluados.
A continuación, se le asigna un nombre a la especie siguiendo los criterios y normas del Código Internacional de Nomenclatura Zoológica.
Finalmente, los resultados se envían a publicación que conlleva una revisión por pares expertos quienes opinan sobre la pertinencia del estudio.
Perfil
La Rhinella kumanday tiene el hocico puntiagudo. Por esto recibe el nombre común de sapo picudo de Kumanday. Es una especie con coloración críptica; es decir, no tiene colores vistosos. Camina y apenas da brinquitos. Es algo tímida, pues suele esconderse debajo de piedras o al lado de caños. El único depredador conocido hasta ahora para esta especie es la falsa coral, que también habita en los Andes colombianos